lunes, 3 de diciembre de 2018

valores humanos

Valores humanos
Los valores humanos son el conjunto de ideas que tienen la mayor parte de las culturas existentes sobre lo que se considera correcto. Suponen la colocación de la especie humana en una posición de superioridad gracias a los valores éticos y morales.
Aunque las costumbres de cada población cambian a lo largo de la historia, se piensa que hay valores que deberían perdurar, ya que indican a las personas lo que es correcto y lo que no.

Los beneficios de conocer los valores humanos

Conocer nuestros valores nos aporta diversos beneficios como personas y en la relación con los demás. Estos beneficios son los siguientes:
  • Conocer tus valores te permitirá conocerte mejor a ti mismo.
  • Los valores que adoptes te ayudarán a vivir con integridad.
  • Podrás tomar decisiones que se adecuen a tu forma de pensar.
  • Te permitirán saber cómo invertir mejor tu tiempo y priorizar lo que es realmente importante.

  1. Bondad
La bondad es uno de los valores humanos más generales de nuestro ser. Puede traducirse en cientos y cientos de miles de acciones según cada contexto, pero siempre recoge el deseo de hacer el bien, tener buenas intenciones con el resto de las personas, ser amable o ayudar en la medida de nuestras posibilidades.
  1. Sinceridad
Como virtud, la sinceridad se traduce en vivir y relacionarse sin intenciones ocultas a través de nuestros actos o palabras. Se trata de uno de los valores morales por antonomasia, pues ser sincero con uno mismo nos lleva siempre a ser sincero con los demás.
  1. Empatía
Asimismo, la empatía está muy relacionada con la sinceridad. Quien busca la bondad, la felicidad o la sinceridad con uno mismo, entiende que cualquier ser humano también vive en búsqueda constante de lo mismo. Por ello, la empatía, que nos ayuda a ponernos en la situación de nuestros semejantes, también nos ayuda a entenderlos, apoyarlos y ayudarlos cuando es necesario, que es lo mismo que nosotros deseamos, ¿o no?
Como madres y padres preocupados, creemos que una buena forma de trabajar la empatía y la educación en valores es a través de nuestros propios hijos, que serán los encargados de luchar mañana por un mundo mejor, y en Ayuda en Acción te recomendamos algunas películas infantiles que transmiten valores positivos tanto para la empatía como para el resto de valores que nos hacen humanos.
  1. Amor
Al igual que otros valores relacionados como la alegría u el optimismo, el amor es, muy probablemente, uno de los sentimientos más fuertes de un ser humano: ¡amor por el arte!, ¡por nuestros seres queridos!, ¡amor por lo que hacemos! Como valor humano, el amor es el motor que inicia el dar y el recibir, el convivir, el compartir, el respetar o el confiar.
  1. Paciencia
Contraria al aquí y al ahora, la paciencia nos enseña a luchar por aquello que deseamos, a tolerar una incomodidad o una preocupación y a comprender que hay días buenos y días malos, pero pocos problemas sin solución.
  1. Gratitud
Podíamos haber elegido otros valores, como la amistad, pero en Ayuda en Acción sabemos que la gratitud es, casi siempre, la mayor recompensa para el que da y el gran gesto del que recibe. Es tan simple y tan compleja en sí misma como agradecer a las personas que nos han ayudado o apoyado.
  1. Perdón
A diferencia de la gratitud, el perdón no solo nos empodera como personas, sino que nos permite mostrar el camino correcto a aquel individuo que ha obrado mal con nosotros y quizá con terceros; con el perdón desistimos del castigo o la venganza frente a una persona que se comportó injustamente con nosotros.
  1. Humildad
La humildad se basa en el hecho de que nadie lo sabe todo. Como seres humanos, nos movemos entre nuestros propios límites y debilidades; una persona humilde sabe que juntos somos más, y, por ello, se preocupa por el bien de todos los que le rodean.
  1. Responsabilidad
A su vez, la responsabilidad adopta muchas facetas, desde aquella colectiva a la individual vinculada a nuestros deberes, compromisos y obligaciones con terceros. Quizá es uno de los valores humanos que más dificultad entraña, y para el que os recomendamos recordar siempre que la responsabilidad empieza en uno mismo.
  1. Solidaridad
Por último, como ONG preocupada por principios como el esfuerzo colectivo, la transparencia institucional y la dignidad de todas las personas, en Ayuda en Acción creemos que la solidaridad es uno de los grandes valores humanos de nuestro tiempo.
La solidaridad es el sentimiento y el principio que nos permite ayudar a cualquier ser humano en cualquier momento, en especial, en situaciones de desamparo, y creemos que recoge muchos de los valores humanos sobre los que hemos podido hablar en este artículo, como la bondad, el amor, la humildad o la empatía. Porque creemos que aprender sobre ellos es una buena forma de crecer como personas, y ayudar a que otros puedan educarse en valores es la mejor forma de construir un mundo mejor.




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valores eticos en la responsabilidad

Los valores éticos en la responsabilidad social corporativa

La significación de responsabilidad social corporativa (RSC) o empresa socialmente responsable (RSE) ha pasado de ser un concepto abstracto y mal entendido, a ser un apellido que otorga prestigio a las empresas que deciden adoptarlo.

 Las empresas han adoptado y adaptado esta concepción con el objetivo de seguir lucrándose con sus actividades empresariales, pero poseyendo un argumento perfecto para venderse ante una sociedad cada vez mejor educada en temas sociales y medioambientales: ser socialmente responsable o, lo que es lo mismo, buena con el entorno más próximo que le rodea y en el que crece.
Se puede afirmar que una empresa es socialmente responsable cuando su modelo de actuación promueve el desarrollo de prácticas transparentes en el foro interno y externo de la empresa, marco de actuación que no solo se limita al área de confort de la organización sino a un saber hacer ético. Los códigos éticos y corporativos deben ser accesibles y comunicados correctamente ante todos los públicos de una empresa. 

El objetivo de este estudio se centra en analizar la relación existente entre la Ética y la RSC, ya que ambas deben ser inseparables en la construcción del eje transversal que recorre la estrategia organizacional. Se desarrolla una metodología de tipo cualitativo, justificado por el enfoque conceptual–teórico desde el punto de vista social, cultural y económico del tema objeto de estudio.
Una de las grandes máximas institucionales es que ningún profesional ha creado ni creará un negocio para perder dinero, pero sí es cierto que las motivaciones para la fundación de un proyecto empresarial cambian y se adaptan a las circunstancias del momento. Actualmente, nos desarrollamos en una economía globalizada que deriva en un mercado, empresas, intereses, públicos... que no responden a los criterios locales o nacionales, como ocurría hasta hace unas décadas, sino que responden a juicios de índole internacional. Todo ello está impregnado de unas demandas sociales que han permanecido latentes durante largos años pero que empiezan a ver la luz de manera acelerada. Esta realidad deriva en la necesidad de una concienciación social de todas las acciones empresariales que se desarrollan. 

Arie de Geus 1 señala que las compañías mueren porque sus directivos se centran exclusivamente en producir bienes y servicios, y se olvidan de que una empresa es una comunidad de seres humanos que está en el mundo de los negocios, cualquier negocio, para permanecer viva.
Las consecuencias medioambientales de las actividades comerciales de las empresas llevan poniendo en peligro la perdurabilidad del medioambiente tal y como lo conocemos. Y no solo eso, sino que se ha ido más allá. Ya no se exigen únicamente prácticas responsables de las compañías a nivel medioambiental sino también social. Las instituciones deben adquirir un compromiso con la comunidad en la que viven, porque son un ente social más con las mismas o incluso más responsabilidades sociales. Juan Romero, líder corporativo de Cemex, afirma (Pizzolante Negrón, 2009), que:

Ser líder en sustentabilidad es minimizar nuestra huella y maximizar la contribución positiva a la sociedad, a la vez que fortalecemos nuestra competitividad a largo plazo, haciendo que el mundo sea un mejor lugar para vivir todos nosotros y las generaciones por venir (p. 249).
La significación de responsabilidad social corporativa (RSC) o empresa socialmente responsable (RSE) ha pasado de ser un concepto abstracto y mal entendido, a ser un apellido que otorga prestigio a las empresas que deciden adoptarlo. Pero la evolución no se detiene en este punto. Las empresas han adoptado y adaptado esta concepción con el objetivo de seguir lucrándose con sus actividades empresariales, pero poseyendo un argumento perfecto para venderse ante una sociedad cada vez mejor educada en temas sociales y medioambientales: ser socialmente responsable o, lo que es lo mismo, buena con el entorno más próximo que le rodea y en el que crece. 

Concretamente sobre la ética, la ética empresarial y la responsabilidad social empresarial se vierte variedad de discusiones, sin llegar a definir de manera exacta y definitiva lo que significan. Son tres temas que por más que se discutan siempre generarán polémica y discrepancias por sus características particulares y su susceptibilidad a ser interpretados desde varios puntos de vista.

Una vez entendida la necesidad y el motivo del nacimiento de esta nueva visión de generar riqueza, resultan llamativos los diferentes métodos que han seguido las empresas para poder ser consideradas responsables socialmente. 


Si a este contexto se le suman dos elementos más como son el hecho de que una compañía hasta cuando no comunica está comunicando, y todas las nuevas herramientas de comunicación que existen gracias a la revolución de las comunicaciones, se obtiene una ecuación muy interesante difícil de manejar.
El objetivo principal de este estudio se centra en analizar la relación existente entre la Ética, en toda su extensión (formas, procedimientos y modos de actuar de la organización ante los distintos públicos o stakeholders: clientes o usuarios, empleados, instituciones públicas y privadas, medios de comunicación y sociedad en general) y la Responsabilidad Social Corporativa. Ambas deben ser inseparables en la construcción del eje transversal, que recorre la estrategia organizacional.
Como objetivos secundarios, se establecen: 

La profundización en la relación ciudadano–empresa, ya que la organización forma parte de una comunidad en la que está inserto también el ciudadano, y de esta relación y de la aceptación del ciudadano de la empresa como ente responsable, dependerá en gran medida el éxito o fracaso de la organización en ese entorno concreto.




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valores morales

Significado de Valores morales

Como valores morales se conoce el conjunto de normas y costumbres que son transmitidas por la sociedad al individuo y que representan la forma buena o correcta de actuar.
En este sentido, los valores morales nos permiten diferenciar entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto.
Como tal, los valores morales son introducidos desde la temprana infancia por los padres o las figuras de autoridad, para luego, en la etapa escolar, ser reforzados por los maestros o profesores.
Muchos de ellos también vienen determinados por la religión que practicamos y otros tantos están tan arraigados en nuestras sociedades que su violación puede conducir, incluso, a sanciones legales.
Valores morales son, por ejemplo, la honestidad, el respeto, la gratitud, la lealtad, la tolerancia, la solidaridad, la generosidad, la amistad, la bondad y la humildad, entre otros.
Existen, asimismo, ciertas escalas jerárquicas entre los valores morales que, en medio de un conflicto, nos obligan a priorizar unos sobre otros.
Por ejemplo, la lealtad es fundamental en una amistad, pero si un amigo ha cometido un delito y la policía nos interroga, lo correcto sería que privilegiáramos el valor de la honestidad por encima de nuestra lealtad.
Vea también Moral.
Del mismo modo, en determinadas situaciones podemos alternar entre uno y otro valor.
Por ejemplo, si estamos muy felices festejando una fecha importante, con música a todo volumen durante unas horas, nuestros vecinos comprenderán que deben poner en práctica la tolerancia. Pero si nos excedemos en la duración de la celebración, y a la una de la madrugada aún mantenemos el volumen al máximo, entonces nuestros vecinos tendrán todo el derecho de exigirnos el respeto a su sueño.
Los valores morales son fundamentales para lograr un clima de armonía y de convivencia en las sociedades, en este sentido, pueden ser regulados por la sociedad misma a través de sanciones sociales, de orden privado, o mediante penas o castigos contemplados en el código jurídico del país.

Aunque suele hablarse indistintamente de valores morales y valores éticos, existe una diferenciación entre los unos y los otros. Los valores éticos están constituidos por una serie de normas o pautas que regulan la conducta de los individuos, como la verdad, la justicia, la libertad y la responsabilidad.
Mientras que los valores morales se refieren al conjunto de prácticas o costumbres comunes a una sociedad, encaminadas a establecer una diferenciación entre la manera correcta o positiva de actuar, y la incorrecta o negativa.









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crisis de valores

Crisis de los valores morales y éticos en la sociedad actual.

Como el paso del tiempo ha ido alejando tanto estas épocas del presente  se ha agregado una cuarta: la Época contemporánea cuando se intensificó la tendencia a la modernización. Fue la era de los descubrimientos científicos, el S.XIX o siglo de la luces, con el triunfo y desarrollo de fuerzas económicas y sociales que llevaron a la creencia de una cercana victoria sobre la ignorancia y la servidumbre por medio de la ciencia y  de las diferentes doctrinas sociales que tenían como finalidad la búsqueda de la felicidad del ser humano y que equivocados o no y a pesar de que implicaron terribles y devastadoras guerras que marcaron este período, siempre tuvieron como objetivo  el bien común, inspirados en la razón y en la validez de los viejos valores morales y éticos.        Resumiendo podemos decir que durante la modernidad el Hommo Sapiens Sapiens dio un salto imponente en su evolución cuando se dedicó a buscar las realidades trascendentales del mundo en que habitaba buscando unificar  todos los conocimientos que iba adquiriendo, tanto los científicos ( lo verdadero de los griegos) como los morales (lo bueno) y los artísticos (lo bello) para conseguir el control de las fuerzas naturales y lograr así el progreso Social entronando a “la diosa razón” lo que generó la aparición de grandes utopías, tanto sociales como políticas, económicas, tecnológicas, industriales etc.     

      El hombre moderno centró entonces su atención fundamentalmente  en la gente, redescubrió la naturaleza y la cultura y adoptó una posición científica positiva, abandonando a Dios como el centro absoluto de universo tal cual lo había hecho en el medioevo. Comprometido con la humanidad, enamorado de la vida se sintió básicamente optimista y trató de cambiar  el mundo, para lo cual comprometió su presente. Los  siglos XVII XVIII Y XIX constituyeron la era de las revoluciones: revolución científica newtoniana, la R. industrial la R burguesa y las liberales (Francesa y las independentistas americanas) con sus ideas de progreso y de confianza en la ciencia, que se caracterizó por el crecimiento de las grandes ciudades  y la aparición de una nueva conciencia social donde se reafirma el valor del hombre y se lo considera el protagonista de la historia procurando un futuro mejor para el mismo.             Durante el  S. XX la integración mundial creció y todo este crecimiento se hizo no sólo con un esfuerzo inmenso de  múltiples y brillantes pensadores, científicos y artistas que signaron este tiempo, sino también como consecuencia de la necesidad de aceptar y suplir la pérdida de millones de vidas humanas en las terribles guerras que se habían suscitado, siempre en la búsqueda de cumplir con el ideal de una mejor vida para todos lo que llegó a implicar  la pérdida del “yo” en beneficio del “nosotros”.   


         Según Eladio Urbina los hombres modernos se identificaron con Prometeo el dios griego que por haber entregado el fuego a los hombres debió transcurrir el resto de su existencia encadenado a una roca, sufriendo atroces dolores al ser sus órganos devorados diariamente, los cuales volvían a crecer indefinidamente  como condena de haber puesto en marcha la evolución de los seres humanos. Posteriormente Camús en 1932 cambió a Prometeo por Sísifo (mito del cual ya nos ha hablado el compañero Dr. Carlos Melogno) condenado éste por los dioses a hacer rodar una pesada roca desde la base hasta la cumbre de una montaña desde donde volvía a caer por su propio peso y que él debía constantemente volver  a levantar. Sísifo sufre, acepta su condena y trabaja.   

         Los objetivos que se plantearon en la modernidad son sin lugar a dudas los más caros a la humanidad. El problema no estaba en ellos sino en los medios que se estaban utilizando los que llevaron en los años sesenta a una nueva crisis en el mundo, en un tiempo de guerras, discriminaciones y conflictos de todo tipo, lo que generó la reacción fundamentalmente de la juventud que buscó separarse y diferenciarse de sus mayores surgiendo diferentes  movimientos de protesta por Ej. El mov. Hippie con sus banderas de anarquía y no violencia   los Beatles con sus  baladas de crítica,  la lucha por la liberación de la mujer, contra la discriminación étnica y de los homosexuales  entre otros.         Aparece en ese momento una canción emblemática contra la guerra de Vietnam, pregonando paz, compasión y libertad: “La respuesta está en el viento” de Bob Dylan que decía entre otras cosas ¿Cuántos caminos tiene que andar el hombre antes de que lo llamen hombre?- ¿Cuántos mares tiene que surcar la paloma blanca antes de que descanse en la arena?- Sí y ¿Cuánto tiempo tienen que volar las balas de cañón antes de que sean prohibidas para siempre?  - La respuesta amigo mío está soplando en el viento.
 Y el viento sopló, y se hizo temporal y otra vez la ley del péndulo


-La ambición de ser alguien en la vida y hacer el esfuerzo por lograrlo. Es más fácil robar y rapiñar y esto en todas las clases sociales, sin importarse de la vida o el respeto por el otro, sobre todo si “el otro” es “un viejo”. -La paciencia y la tolerancia en las relaciones humanas lo que incluye el compromiso de la pareja y la responsabilidad de la paternidad. A la vez disminuye la prudencia en la hora de gastar y el ahorro como forma de enfrentar situaciones inesperadas en el futuro lo que es sustituido por la compulsión de comprar. Es la época del consumo. También se hace innecesaria la melodía en la música, la buena voz para cantar, el talento y el ingenio en las creaciones artísticas. La lista puede llegar a ser muy larga y no quiero cansarlos. En fin todos los valores  que conocimos y estimamos  están enfrentando una dura batalla.








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